A pesar de acabar la competición con dos derrotas, en esta f4, no se puede hacer el más mínimo reproche a este equipo, tras el temporadón realizado. Han superado todas las previsiones y se han caracterizado por la más loable de las características que pueda tener un equipo; la garra, el amor propio, la lucha, en definitiva, la competitividad.
No nos acompañó ese ápice de suerte que siempre ayuda en estas finales a un solo partido. Primero, el rival en semis, un equipo intratable aquí en Asturias, que ya nos dejaba practicamente sin más aspiración que el tercer puesto.
A ello se sumaban las bajas, la ya conocida de Angela y la de última hora de Lucía que dejaba muy tocadas a sus compañeras, al no tener a su lado a su capitana y una de las líderes del equipo.
El partido fué igualado en el primer tramo, practicamente hasta el descanso, Pero en la segunda parte las ovetenses se fueron de 7 puntos y a pesar de pelear como nunca hasta el final, no hubo manera de recortar la diferencia. Eva tuvo que hacer un rol que no era el suyo, aún resoviéndolo con solvencia, nos privó de su labor bajo tableros. Los minutos corrían sin tregua hasta el 40, la diferencia bajaba hasta 3 puntos, pero de ahí no bajabamos.
Pitido final, el partido termina, y nuestro equipo cae desconsolado, corriendo las lágrimas por las rojizas y sudadas caras de nuestras guerreras tras el esfuerzo realizado. Nuestro público intenta con su aliento levantarles la moral, sin mucho éxito.
Ahí es cuando en un gran gesto, la afición del Auseva, no podemos decir rival, se pone en pie e intenta animar a las nuestras con gritos de CB Navia. Impresionante demostración de deportividad y elegancia. El Colegio Auseva fué justo ganador del partido y de la tercera plaza, sus acompañantes se hacen acreedores a una medalla también por su fair play.
Pero no van a ser solo elogiós para ellos, nuestros padres y aficionados, allí estuvieron a las duras y a las maduras, acompañándo y arropando a nuestras amazonas, porque no son jugadoras, son guerreras.
Podría tirar de tópico, utilizando de titular uno muy manido, pero con matices; “bilis, sudor y lágrimas”. Esto fué lo que hubo. Rebeca en mal estado físico, con bilis saliendo por su boca, decide no abandonar y seguir en cancha junto a sus compañeras. El sudor de todas y cada una de las jugadoras que salieron a la cancha y finalmente las lágrimas de tristeza.
Pero nos quedamos con lo bueno, con la mayor de las realidades, el temporadón de este equipo con mayúsculas, con solo cuatro jugadores de segundo año que seguían del año pasado, con medio equipo de primer año salido del benja y el debut en el baloncesto de cuatro jugadoras. Con ello se ha ganado nuestro grupo, se ha pasado con brillantez a la F4 y se ha competido en esta como lo hay que hacer, con corazón.
Para que el plato final esté para llevar a la mesa no vale con tener muchos ingredientes, hay que saber cocinarlos, es aquí donde aparece la figura de esa persona que les ha inculcado todos sus conocimientos y sobre todo ese carácter. Enhorabuena Alberto Carmona, enhorabuena a nuestras pequeñas chicas, enhorabuena a nuestras grandes guerreras.
