En el deporte, como en la vida, estamos acostumbrados a ver personas que, por diversas circunstancias, consiguen una notoriedad o una visibilidad social mucho mayor de la que sus méritos (laborales, sociales, deportivos…) merecen; a su lado, sin embargo, crecen de manera silenciosa otro tipo de personas que sin ruido, sin llamar la atención, van ganándose con su trabajo y buen hacer, poco a poco pero de manera constante e indiscutible, un lugar bajo los focos de la fama y el reconocimiento. Seguro que a nivel público a todos se nos ocurren unos cuantos ejemplos. Suele suceder que, debido precisamente a esa tardía llegada a la escena “pública”, son personas que han podido formarse sin los agobios de un status que mantener, sin la obligatoriedad de cumplir con un nombre o una expectativas; o más bien en muchos caso, dándole la vuelta al razonamiento, esa falta de atención es precisamente el acicate, el combustible necesario que alimenta la determinación en la mejora continua. En definitiva, que no han podido “dormirse en los laureles” porque, bajo su personal punto de vista, esos laureles aún no les habrían llegado. Hoy nos ocupa el caso de un hombre de este perfil, de los callados, de los currantes, de los que no te van a dar un titular, ni armar un pitote de manera gratuita; es “simplemente” un JUGADOR DE BALONCESTO, ¡pero qué jugador…!
El pasado mes de junio se celebró la edición número 12 de nuestro Torneo de Minibasket, un evento que con el paso de los años se ha consolidado como Top dentro de las categorías benjamín y, especialmente, alevín en el Principado de Asturias. No tenemos ninguna duda de que se trata del mejor Torneo de Minibasket que se celebra cada año en Asturias. Evidentemente no siempre ha sido así. Hemos contado en alguna ocasión, en alguno de los libros que se editan desde la sexta edición del Torneo al menos, como fue la gestación del mismo. A principios de la temporada 2005/2006 teníamos varios niños en edad alevín apuntados, pero en número insuficiente para poder completar un equipo. Una vez comenzada la competición arribaron 2 ó 3 chicos más, demasiado tarde para inscribirse en los Juegos Deportivos. A pesar de esta circunstancia los niños mantuvieron su asistencia y compromiso con los entrenamientos, aun sabiendo que no iban a poder jugar a lo largo de la temporada. Cuando se acercaba el final de la misma el Club decide organizar un pequeño torneo alevín con 4 equipos para, por lo menos, darles una oportunidad de saltar a la cancha y disputar sus primeros minutos de “competición”: se lo habían ganado con creces. Ese primer Torneo Mini lo ganó un equipo del Grupo Covadonga. De ese grupo de niños salió la, hasta la fecha, mejor generación de cantera del CBN, la generación del 96, que poco a poco fue superando expectativas hasta culminar su etapa de formación consiguiendo de manera espectacular e incontestable el título de Campeón de Asturias Júnior en 2014; el rival en esa final fue precisamente de nuevo el Grupo Covadonga, aquel equipo que 8 años atrás les había pasado por encima en el primer Torneo; ignoramos si había algún niño grupista que hubiera estado en ambos equipos, pero no deja de ser un bonito cierre de círculo a una brillante trayectoria en las categorías de formación conseguir el mayor logro superando ampliamente a un equipo que era mucho mejor que tú.
Uno de los chicos más destacados de este equipo era JOSE ANTONIO LOPEZ , nuestro hombre. Aunque siempre fue, como decimos, uno de los mejores jugadores del conjunto, no fue quizás hasta el último año cadete cuando ya se mostró de manera más clara como el jugador más resolutivo del equipo, con unos números en puntos y rebotes que, de estar recogidos en estadísticas bien tomadas, sonrojarían a más de uno pues, de manera sorprendente, a pesar de ser uno de los jugadores claramente más destacados de la categoría, solamente acudió a 1 (Uno) entrenamiento de la selección cadete. Ahí empezaba la “leyenda” del hombre que volaba bajo el radar, que pasaba totalmente desapercibido para todo el mundo… excepto para el entrenador del equipo al que se enfrentaba, que veía como, minuto tras minuto, Jose iba metiendo sus dos puntitos tras rebote ofensivo, con tiro adicional, un robo por aquí, otro rebote por allá…. Al final del partido cogías el acta y veías que el angelito te había enchufado 30 puntos y que, a ojo de buen cubero, te había cepillado 20 rebotes de las narices. Hizo fortuna por aquella época entre los asiduos al poli naviego en los partidos de Jose una expresión muy de aquí que dice: “…y el molín molendo…”, que viene a expresar eso que comentamos, que, a la chita callando, el neno iba haciendo sus números sin prisa pero, sobre todo, sin pausa, produciendo en todo momento para el bien del equipo.
Esa etapa cadete se cerró con una final del Campeonato de Asturias en Vegadeo en la que nuestros chicos cayeron por 4 puntos frente al Grupo. Ese partido José Antonio lo jugó muy mermado por una inoportuna lesión unos días antes; desde entonces quedó entre nosotros como uno de esos “What if…”: ¿qué hubiera sucedido si Jose no estuviese lesionado?… evidentemente nunca se sabrá. En su primer año júnior el equipo hizo de manera sorprendente una temporada perfecta, cayendo únicamente en la final ante la magnífica generación el 95 del Grupo. Jose fue nombrado MVP de la F4, a pesar de no estar en el equipo campeón, en esta ocasión sí se recogieron estadísticas (24 ptos-20 reb.-12 faltas rec. en la semifinal y 14-14-12 en la Final).
Llegó el momento de la revancha deportiva en su último año júnior, enfrentándose en la final al mismo equipo que dos años antes les había privado del título en cadete. El resultado de la Final lo dice todo, 62-36, incontestable. Sus números en esta ocasión fueron 21 ptos. 10 reb. en semifinal y 18-10 en la final, en ambos casos con 25 en valoración. El MVP sin embargo se lo llevó su gran amigo Javi Menéndez (otro que merece su capítulo aparte…), que dominó la F4 de manera estratosférica. Fue una generación mágica, la de los Jaime, Lucas, Antón, Enol, Alberto, Miguel Angel, Andrés… los “chicos del 96”, que dejaron una impronta de seriedad, compromiso y calidad difícil de superar.
Entretanto Jose, junto con algún compañero más, compaginaba sus partidos del júnior con los del senior en 1ª Nacional, tras convertirse el 30/04/2011 en el segundo debutante más joven con el equipo senior, con 15 años, 2 meses y 25 días (el primero es precisamente su compañero de generación Lucas… que debutó ese mismo día). Cerró (ojalá de manera temporal…) su trayectoria en el senior con 23 partidos y 146 puntos. Como curiosidad os dejamos este_enlace de un “Conoce a…” que se le dedicó a finales de su segunda temporada cadete, en la primavera de 2012, donde ya llama la atención su respuesta a la cuestión “Un sueño: Llegar a jugar al baloncesto en la categoría más alta posible.” A partir del momento en que cumplió su ciclo júnior puso todo su empeño y trabajo en llevar a término ese sueño. Su primer año senior fue en Lugo, donde fue fichado como jugador de Nacional aunque ya desde principio de temporada empezó a subir con el EBA, hasta hacerse un hueco definitivo en el equipo semana tras semana. En la siguiente temporada, ya con ficha EBA, se convierte en un jugador fundamental en el equipo, comenzando a despertar el interés de otros equipos de mayor categoría. El curso pasado, ya en ULE León, se consolida como uno de los mejores jugadores nacionales de la categoría, destacando en una buena cantidad de aspectos estadísticos, que lo convierten en el segundo mejor jugador del equipo tras uno de sus americanos. Jose Antonio se ha convertido ya sin duda en jugador importante en EBA, no en una promesa, y durante este verano tiene encima de la mesa varias opciones para seguir su carrera.
Finalmente se decide a volver a Lugo, pero en esta ocasión ya con otra consideración, jugador con ficha EBA pero con vinculación, entrenamientos y opciones serias de formar en el equipo LEB ORO del Breogán. No estamos hablando de un equipo cualquiera de LEB ORO, se trata de un auténtico Club histórico de una ciudad que vive el baloncesto, con una trayectoria de muchísimos años en ACB, liga a la que cada año parte como aspirante al ascenso; puede decirse que es un Club ACB que, circunstancialmente, está en LEB. Y en ese marco se produce este martes el hecho, para nuestro Club realmente histórico, de que por primera vez un chico formado íntegramente en nuestra cantera debuta en la segunda categoría del baloncesto nacional (LEB ORO). Cierto que ha sido un debut escaso en minutos, pero es debut al fin y al cabo, y con un mérito enorme al hacerlo en esa institución que es el Breo, rodeado de jugadores todos ellos profesionales. Como hecho ya curioso y anecdótico el debut tiene lugar frente al C. B. Prat, club amigo del CBN con el cual durante muchos años hemos mantenido unos lazos de amistad y colaboración que se traducen especialmente en la participación de nuestro equipo cadete en varios de sus torneos de Semana Santa; precisamente en el enlace que antes poníamos de la entrevista a Jose comentaba la final del Torneo de 2012 como uno de sus (hasta aquella fecha) mayores disgustos deportivos, pues estuvieron a punto de coronarse como campeones hasta el último segundo.
Y lo más curioso de todo es que a pesar de esa brillante trayectoria, que ojalá no sea nada más que el principio, Jose sigue volando bajo, sigue siendo un jugador al cual los radares de la “fama”, de los medios de comunicación, incluso de algunas de las publicaciones baloncestísticas del Principado y sobre todo de una inmensa mayoría de aficionados asturianos al basket, aún no han detectado; “…ah, sí, ese chico de Navia, cómo se llama?…” es una frase que en más de una ocasión hemos oído y leído. Pero lo mejor de todo es que, conociéndolo, estamos seguros que él está muy a gusto con ese perfil bajo, con ese anonimato podría decirse, porque lo que a él realmente le gusta es JUGAR AL BALONCESTO. No es casualidad esa trayectoria, esa mejora, ese continuo crecer como jugador, pues desde siempre, pero especialmente desde que acabó su etapa júnior, es normal encontrarlo muchas mañanas y tardes de verano en la cancha de Calero (pista urbana descubierta y pública de nuestra Villa) jugando, practicando y entrenando (en ocasiones solo y en ocasiones acompañados de varios amigos). Jose no se duerme, no se relaja, y cuando dijo que su sueño era llegar a lo más alto posible en el mundo del baloncesto no lo dijo por decir. Lo dijo y pone todos los medios de su parte para que se cumpla; eso es madurez, seriedad, eso es “profesionalidad”. Y eso se traduce en un tremendo ORGULLO por nuestra parte.
Se llama JOSE ANTONIO LOPEZ SANCHEZ. No olviden su nombre, volverán a oírlo.