El 25 de Abril de 2010 jugaba el Club Baloncesto Navia su último partido de aquella temporada 2009/2010. Fue un partido simbólico por varias razones: era el último de la fase Astur-Cántabra de Ascenso a Liga EBA, el último que jugaría nuestro Club en ese tipo de competición; fue también un punto de inflexión por lo que significó de cambio de ciclo, pues fue el final de lo que llamamos la época dorada de nuestro primer equipo, con la retirada en ese mismo partido como entrenador del sénior de la persona que nos llevó a los tres títulos de liga consecutivos, Jose Luis, del capitán del equipo, Iván, y de otro jugador mítico que ya entonces y hasta ahora, es el pilar fundamental del Club, Rober. Era su partido número 283 con la camiseta azul, cifra record que se ha mantenido hasta este pasado sábado.

Rober cediendo el testigo a Peif
Ese mismo día un joven jugador de apenas 20 años, pero que ya había debutado el 27 de Noviembre de 2004, con 15, cumplía ya su partido número 104. Se trataba, cómo no, de Pablo González Rodríguez “PEIF”, que este sábado 19 de noviembre, casi 18 años después de su debut con el sénior cuando aún estaba en edad cadete, disputaba su encuentro número 284 con el primer equipo, superando así el record histórico de Rober. Su estancia de una temporada en las filas del Universidad de Oviedo en Liga EBA, más una serie de cuestiones físicas que en alguna de las últimas temporadas le han impedido disputar todos los encuentros de liga, han retrasado un tanto la llegada de este momento, aunque nunca es tarde si la dicha es buena. Como expresaba Rober en el vídeo homenaje que se proyectó durante el descanso del partido frente a Artchivo, Pablo tenía (y sigue teniendo, basta ver su partido de este sábado sin ir más lejos) calidad más que de sobra para haber tenido una larga carrera en equipos de Liga EBA (como mínimo), pero su amor por estos colores le han hecho permanecer fiel a los mismos a lo largo del tiempo, hecho por el cual en más de una ocasión ha manifestado públicamente su orgullo y satisfacción. Pero además de ese talento para jugar a este deporte, si por algo se distingue Peif es por su carisma y reconocido buen carácter tanto dentro como fuera de la pista. No conocemos a nadie en todos estos años, compañeros, entrenadores, rivales, árbitros, que pueda decir una mala palabra respecto a la forma de comportarse de Peif en una cancha de baloncesto; es un auténtico ejemplo para todos, y de eso se beneficia muy especialmente nuestro Club, pues tiene el mejor de los espejos en el que los chicos y chicas de la cantera se pueden mirar. Es, sin duda, el mejor referente que puede haber para nuestros niños y niñas.
Ojalá que en el esperamos lejano momento de su retirada deje esa cifra en un punto que sea inalcanzable para ningún otro jugador, pues nadie mejor que él, que un minuto después de colgar las botas pasará a ser sin ningún género de dudas la mayor Leyenda de este Club, para figurar eternamente en el Olimpo de los records del CBN.